Pero si no existían los satélites a principios en los años 20. Efectivamente no es un GPS de bolsillo ni nada por el estilo, simplemente un mapa papel enrollado en un reloj de pulsera con sendos rodillos para avanzar de norte a sur, muy útil para circular por las carreteras con esta orientación o perpendiculares a ellas, o que siguen una dirección muy marcada. Este es uno de los extraños objetos de la década de 1920 que colecciona el excéntrico británico Maurice Collins.
Fuente: El País
Original: MailOnline
0 comentarios:
Publicar un comentario